Historia

La Siberia es una comarca de la provincia de Badajoz (España), situada en la Comunidad Autónoma de Extremadura. Su capital, como centro administrativo, es el municipio de Herrera del Duque.

Limita al norte con la provincia de Cáceres, al este con la comunidad de Castilla-La Mancha, al sur con la comarca extremeña de La Serena y al oeste con la también comarca extremeña de Vegas Altas.

HISTORIA

La Siberia es la comarca nororiental de la actual provincia de Badajoz sale de la prehistoria fuertemente apegada a la ganadería y a la caza. Aún siendo tierras aisladas, sus habitantes han dejado prueba de sus preocupaciones religiosas y funerarias, en algunos hallazgos aislados, en los numerosos abrigos de pinturas rupestres repartidos por sus sierras, y en las genéricamente denominadas estelas decoradas extremeñas.

Entre los primeros hallazgos de la prehistoria, se encuentran, por ejemplo, el tesorillo áureo de Navalvillar de Pela en oro. Las sierras de Herrera del Duque, Talarrubias, Navalvillar de Pela y, sobre todo, los montes que marcan la transición al Valle de Alcudia son claros ejemplos de abrigos con pinturas rupestres. Destacan entre todas ellas las representaciones de carros y armas del Peñón del Buitre. También aparecen guerreros, armas (escudos, espadas, lanzas y a veces arcos) y elementos propios del ajuar funerario como fíbulas, espejos, peines, navajas de afeitar, o, como en el caso de una pieza recuperada recientemente en Herrera del Duque, un instrumento de cuerda, a la manera de la phorminx homérica.

De la época romana existen, dos grandes núcleos urbanos  documentados hasta la fecha en la zona: Lacimurga Constantia Iulia, identificada con el Cerro de Cogolludo (Navalvillar de Pela).

Las tierras que hoy conocemos como Siberia extremeña pertenecieron al reino musulmán de Toledo hasta que fue conquistado en 1085 por Alfonso VI, rey de Castilla y León. Sin embargo, al estar este territorio tan alejado de la capital toledana, no se incorporó en esta fecha a Castilla, sino que quedó entre cristianos y musulmanes; es decir, en la frontera.

En esta zona, los musulmanes construyeron o repararon una serie de fortalezas estratégicamente situadas en, Puebla de Alcocer, Puerto Peña y Herrera del Duque.

La reconquista de la comarca la inició Alfonso Téllez de Meneses, caballero palentino, afincado en Toledo, quien en 1222 pobló, entre otros, el castillo de Muro, junto a la actual Helechosa de los Montes. Unos años después, en 1226, el castillo fue vendido al arzobispo de Toledo. Alfonso Téllez conquistó también Alcocer hacia 1225, donándola al arzobispo de Toledo. En 1226 Fernando III conquistó el castillo de Capilla, para entregárselo unos años después a los templarios con un amplio alfoz que, al disolverse en 1309 la Orden del Temple, pasó a la Orden de Alcántara. Este territorio, que pasó también al arzobispado de Toledo, formaría luego el estado de Capilla, adscrito a la casa ducal de Osuna.

Así comenzó la dependencia de La Siberia extremeña respecto de Toledo, que aún perdura hoy en lo eclesiástico. De la actual Siberia extremeña sólo dos localidades, Castilblanco y Valdecaballeros, pertenecieron al concejo de Talavera; las demás pertenecieron al de Toledo, organizándose a partir de la reconquista en tres unidades territoriales.

Pronto surgieron dificultades entre Talavera y Toledo sobre estas tierras. En 1445 el rey Juan II concedió la Puebla de Alcocer, con todo su extensísimo territorio, al maestre de Alcántara, don Gutierre de Sotomayor. Toledo se apresuró a reclamar ante el rey, intentando recuperar la zona, pero no lo consiguió. Por el contrario, en 1447 el maestre consiguió que el rey encargara el deslinde de los términos de La Puebla de Alcocer. En estos momentos, por tanto, prácticamente todo el territorio de la actual Siberia extremeña estuvo bajo el mando del maestre, siendo Puebla de Alcocer su capital. Para recuperar estos lugares, Toledo mantuvo largos pleitos, que no obtuvieron éxito. Sólo al fallecer don Gutierre se solventaron las diferencias, anulándose el deslinde y estableciéndose la vuelta de las villas de Alía, Valdecaballeros, Castilblanco, etcétera, al arzobispo de Toledo como adscritas a su villa de Talavera. El fin del pleito inició una etapa de buenas relaciones entre Talavera y Puebla de Alcocer, etapa que culminó en Alía, en 1469, con la firma de unas capitulaciones entre el concejo de Talavera y doña Elvira de Zúñiga, como tutora de su hijo, el conde de Belalcázar, con el fin de "poner mayor paz e concordia entre ambas las dichas sus partes e vezinos de la dicha villa de Talavera e su tierra e de los vasallos de la dicha señora don Elvira, vezinos de la dicha su villa de Herrera e su tierra".

La división provincial de España de 1833 incorporó todos los pueblos de la Siberia extremeña a la provincia de Badajoz. Se completó con la subdivisión en partidos judiciales que se llevó a cabo en 1834. Los pueblos de la comarca formaron los partidos de Herrera del Duque y Puebla de Alcocer. Los nuevos partidos judiciales eran los menos poblados de los catorce en los que se dividía la provincia de Badajoz. El partido de Herrera del Duque estaba formado por trece pueblos y poco más de de quince mil habitantes; el de Puebla de Alcocer, catorce pueblos y algo menos de quince mil habitantes. Esta división en partidos judiciales se ha mantenido hasta la segunda mitad del siglo XX. Así, cada partido llegó a convertirse en una referencia no sólo judicial sino también administrativa, electoral, recaudadora y hasta comercial. Todo ello generó un sentimiento de pertenencia a una misma comunidad donde formar parte de un mismo partido adquiere relevancia.

Los cambios demográficos aconsejaron la modificación de los antiguos partidos judiciales a partir de 1965. El partido de Puebla de Alcocer desapareció y sus pueblos se repartieron entre los limítrofes. La mayor parte, con la capital, se integraron en el de Herrera del Duque. Desde entonces se ha generado un sentimiento similar al que estimuló la antigua división y los diecisiete municipios del nuevo partido de Herrera del Duque, con sus 24.000 habitantes y 2.691,6 kilómetros cuadrados, constituyen La Siberia extremeña